domingo, 30 de marzo de 2025

URBAN FANTASY: BLOODY MARY SE PASEA POR TU CASA

 

Era noche cerrada cuando todo ocurrió. Sucedió en un pequeño pueblo estadounidense, poco conocido. Todo ocurrió un viernes noche. No, no era viernes trece.

Nuestras protagonistas eran un pequeño grupito de niñas, no mayores de trece y catorce años, las cuales se conocieron en clase. Eran cinco niñas. Una llamada Laura, la cual llevaba el pelo rubio, ojos azules y tenía trece años. Megan, de catorce, llevaba el pelo corto negro. Luego estaba Candace, una joven pelirroja de trece años, con el cabello corto y ojos azules. La cuarta niña se llamaba Brooke, llevaba el cabello rubio largo y los ojos azules. Edad catorce. La última niña se llamaba Juli, de cabello corto castaño y tenía catorce también.

Todas iban en pijama esa noche. La noche no era nada extraña, no tenía nada fuera de lo normal: las niñas hablaban de chicos, de qué guapos eran, y que mal les caía esa chica, si habían estudiado, bla bla bla. Nada raro. Hasta que Candace, la pelirroja, dijo:

  • ¿Conocéis el mito de Bloody Mary?

  • Sí, lo conocemos — respondió Juli, quien se temía qué venía a continuación. Pero calló, no fuera a ser una equivocación. No lo fue.

  • ¿Comprobamos si es verdad? — la emoción se le palpaba en la voz y Candace podía notar como se le subía el ánimo conforme la idea iba tomando fuerza.

  • Solo es un mito Candace — respondió Megan —. No es verdad. Una pérdida de tiempo.

Visiblemente molesta, Candace respondió:

  • ¿Ah sí? ¡Pues no hay huevos de hacerlo!

  • No es eso... — Megan comenzó a palidecer. La verdad es que estaba aterrada.

  • Pues si así es, hagámoslo — dijo Candace eufórica.

Las amigas de Candace se miraron indecisas, pero un comentario de Candace, fue suficiente para que luego Laura respondiera:

  • ¿O tenéis miedo?

  • Si tantas ganas tienes — respondió Laura — hazlo tú.

Silencio en la sala. Candace tragó saliva y asintió. Todas juntas fueron entonces al baño de la planta superior. Encendieron velas y entonces Candace llamó.

— Bloody Mary. Bloody Mary. Bloody Mary.

Como supondréis, nada sucedió. Solo silencio. Ni un escalofrío. Nada. Candace miró a sus amigas y les dijo sonriendo con suficiencia:

— Nada. No existe el mito.

Pero fue entonces cuando vio a sus amigas muertas de miedo, que se dio lentamente la vuelta. Ante ella, estaba una figura alta, vestida con camisón blanco, manchado. En la oscuridad no se podía ver de qué estaba manchado. La cabellera era larga y ondulada. Candace, con voz flojita dijo:

— ¿Eres... Blo... Bloody Mary?

Fueron sus últimas palabras. Las niñas no vieron nada, pero Candace chilló, les saltó sangre a la cara y estas chillaron y huyeron escaleras abajo, hacia la salida. Trataron de abrirla pero como siempre, estaba cerrada. Vieron bajar al espíritu vengativo las escaleras. Las niñas, muertas de miedo, huyeron al salón y otras a la cocina.

Bloody Mary se acercó primero al salón, donde vio asomar la cabeza de Laura. Se acercó a ella y está empezó a huir, acompañada de Megan. Huyeron, pero Megan tropezó y Laura al tratar de levantarla, vio como Bloody Mary había llegado hasta ellas.

Sólo quedaban Brooke y Juli. Ambas se habían armado con cuchillos y esperaban temblorosas a que el espíritu hiciera su aparición. Oyeron los gritos de sus amigas y supieron lo que había pasado. Bloody entró en la cocina y ambas vieron todo su camisón y su rostro lleno de sangre. Si no fuera por la sangre, y porque quería matarlas, Brooke habría dicho que era una niña preciosa. Bloody se acercó a donde estaban y entonces Brooke se acercó corriendo a ella mientras gritaba:

— ¡Corre, Juli, corre!

La niña no lo pensó y escapó, mientras oía gritar a su amiga. Presa de la desesperación, trató de abrir la puerta. Al no poder, se le ocurrió una idea desesperada. Corrió arriba, al baño, apagó las velas y esperó. Esperaba que aquello ahuyentara al espíritu. Verla subir las escaleras la convenció de que no había surtido efecto su plan. Huyó al cuarto de sus padres en cuanto vio a Bloody Mary. Al cerrar la puerta vio la ventana, la cual estaba abierta. Podía escapar por ahí...

Colocó una silla para bloquear la puerta y corrió a la ventana. Al ver la altura, le dio vértigo. Siempre tuvo miedo a las alturas. Pero cuando la silla voló y Bloody Mary entró, ella no se lo pensó y saltó. Luego todo se apagó.

Cuando despertó, estaba en la camilla del hospital, con un brazo roto y puntos en la cabeza. Relató su aterradora experiencia, pero nadie la creyó. Lo achacaron a un estrés post-traumático por ver muchas películas y creyeron que ella mató a sus amigas debido a esquizofrenia. Aunque nada en su cabeza indicaba que fuese así, los psiquíatras equivocadamente lo creyeron. Candace tenía el cuello rasgado, mientras que Brooke había sido apuñalada y a Laura y Megan les habían rasgado el cuello y arrancado el corazón. Tras varios años de internamiento y terapias, Juli pudo recuperar en cierta manera su vida normal, si bien las pesadillas la acompañan todas las noches y a veces creía ver al fantasma en los espejos o tenía ilusiones sobre que Bloody estaba delante de ella. A veces soñaba que sus amigas la culpaban.

No fue fácil para Juli vivir el resto de sus días, pero con el tiempo logró superar el dolor y el terror (aunque nunca terminó por irse por completo).

Un día, mientras se miraba en el espejo del baño de su casa, ya con muchos años encima, mientras Juli apartaba un canoso pelo de su cabello, creyó ver un camisón manchado de rojo detrás de ella. Se giró solo para ver una tétrica sonrisa tras ella.