En una Noruega antigua, cuando todavía los dioses poblaban el mundo, una chica llamada Frida y su hermano Gunnar viajaban por Midgar. Sus padres los abandonaron cuando ella apenas era una adolescente y él un bebé. Frida siempre ha sido dura, fría y no le teme al combate, mientras que Gunnar era más pacifico. Debido a la sed de lucha de Frida, ellos se ganaban el pan cazando seres mitológicos, desde gigantes, hasta lobos Fenrir. Frida ya rondaba los treinta y un años de edad, mienras que Gunnar tenía tan solo quince años. El cabello de ambos era pelirrojo. El de ella, largo y caía en cascada detrás de los hombros. Los ojos de ambos eran de un color azul claro y su piel era pálida. Vestían ropa de pieles para protegerse del frío y calzaban botas duras. Ella una enorme hacha, que Gunnar era casi incapaz de levantar, mientras que él era hábil con el arco. Pero Gunnar también portaba un puñal. Así mismo, ella era más dada a la fuerza bruta y a la inteligencia, mientras que Gunnar solo lo segundo. Ella medía metro ochenta y cinco, mientras que Gunnar era muy bajito, apenas metro cincuenta y cinco. Pero su hermana nunca se metió con su estatura, ni le regañó por no ser un hábil guerrero. Pero sí quiso que se hiciera duro con cada combate y llevarlo a luchar, ya que vivían en un mundo hostil.
Ese día tenían un encargo muy especial. Debían cazar a una valquiria. Bien era sabido que era casi dioses, y que algunas se ocultaban de Odín en Midgar.
Los dos hermanos discutieron mucho. Mejor dicho, Gunnar lo hizo. Esa vez, Gunnar estaba decidido a no ir. Ella solo lo miró largamente y, impasible, respondió:
— Bien, no vengas. Sin duda, para enfrentar una valquiria hay que estar hecho de una pasta especial. No durarías ni cinco minutos. Yo la enfrentaré sola y obtendré el botín completamente para mí.
Y Frida, que conocía ya lo suficiente a su hermano, sonrió de medio lado cuando se dio cuenta de que su plan de psicología inversa había funcionado. Si, Gunnar tenía miedo, sin duda. También ella, aunque trataba de no mostrarse vulnerable para darle más seguridad a su hermano. Y Sin duda él era pacífico, pero no era un cobarde. Y tenía su orgullo.
— No dejaré que esa cosa te mate. Te ayudaré.
Ella asintió, complacida y juntos marcharon en busca de la valquiria. Según los rumores, se hallaba oculta en una cámara de una montaña cerca a donde estaban ellos. Siguiendo un mapa que les dejaron, llegaron a la montaña, la cual se encontraba bloqueada por una puerta de madera. Pero Frida descubrió que no estaba bloqueada con magia rúnica ni nada parecido. Los dos hermanos entraron en una sala circular, con el suelo de piedra. Arriba el techo era de piedra y no entraba la la luz del sol. La única luz, provenía de dos candelabros colgados del techo, cuyas llamas daban un aspecto lúgubre al lugar.
Y delante de ellos, con la alas tapando su cuerpo, se encontraba la valquiria.
Gunnar sintió el terror apoderarse de su cuerpo. Notó un nudo en el estómago; las piernas se volvieron gelatina. Tragó saliva para deshacer el nudo. Frida lo miró y dijo:
— Cuidado Gunnar, esta es la valquiria. No existe rival más temible.
Gunnar miró a la valquiria con una mezcla de temor y admiración. Era alta, muy alta. Aunque no tanto como los gigantes. Su cuerpo, aunque tapado por unas majestuosas y robustas alas, podía entreverse. Era esbelto. Sus piernas y brazos eran musculosos, fruto del entrenamiento y muchas batallas a sus espaldas. Gunnar volvió a pensar que estaban locos de atar.
— No nos ataca — dijo Gunnar, mirando a la valquiria con recelo.
— Todavía — sonrió Frida, ansiosa por empezar la batalla.
Entonces, Frida se acercó a la valquiria y le lanzó su hacha. Esta rebotó en el cuerpo de la valquiria y volvió a su dueña. Entonces, las alas de la valquiria se abrieron. Despacio primero, rápido después, liberando un vendaval, que hizo retroceder un par de pasos a los hermanos. Sino tenían cuidado, podían caerse de la plataforma, ya que la sala circular no cubría por entero la sala. Un par de metros los separaba del precipio.
— ¿QUIEN OSA DESPERTAR DE SU LETARGO A LA VALQUIRIA?
La voz de la valquiria rezumaba furia y despertó en Gunnar un temor indescriptible. Si su cuerpo físico imponía, su voz atemorizaba. Y ya puestos a ver su cuerpo, Gunnar y Frida pudieron verle la cara. Su cabello era negro, el cual protegía con un casco puntiagudo. Toda su armadura y el casco eran de un dorado brillante.
Sin tiempo a más diálogos, la valquiria atacó a ambos hermanos.
Frida interceptó el ataque de la valquiria, que poseía no una, sino dos espadas de hoja recta y mango dorado. Con el hacha, Frida bloqueó el ataque de una de sus espadas, pero la otra pronto se alzó hacia adelante y luego hacia atrás, en dirección al cuello de Frida.
Sobrevino entonces un combo de golpes por parte de la valquiria mientras Frida no podía hacer otra cosa que bloquear. Una vez tras otra, la valquiria asestaba un mandoble al hacha de Frida. Esta movía el hacha a derecha, izquierda, arriba y abajo, bloqueando con éxito todos los ataques, pero cada vez se iba agotando más.
— ¡Gunnar, espabila! — gritó Frida.
El sudor le caía por la frente y notaba los brazos agarrotados. Gunnar espabiló con el grito de su hermano y rápidamente lanzó una flecha hacia la valquiria, quien, al actuar con ira, recibió el impacto, pero apenas sí le dolió. Gruñó, molesta y saltó hacia Gunnar, quien, asustado, disparó dos flechas más, pero ninguna dieron en el blanco. Pasaron al lado de la valquiria, tan solo rozándola.
Tomando impulso, Frida lanzó el hacha hacia la valquiria cuando esta se disponía a asesinar a Gunnar. Pero usando sus poderosas alas, voló hacia arriba, esquivando el hacha, que se clavó en el suelo, cerca de Gunnar. Rápidamente, la valquiria se posó tras Frida y la atacó, pero esta fue rápida. Rodó hacia un lado y luego, Gunnar agarró el hacha de su hermano y gritó:
— ¡Frida!
Gunnar lanzó el hacha dirección a la valquiria, quien saltó hacia atrás para esquivar el golpe. Saltando hacia adelante, Frida agarró el hacha y fue entonces su turno de contraatacar, al tiempo que Gunnar la apoyaba desde la distancia.
Mientras Gunnar lanzaba flechas, Frida lanzaba estocadas con el hacha, buscando herir a la valquiria, pero esta esquivaba con astucia todos los ataques. Era intocable, una luchadora feroz y Frida empezó a lamentar haber osado enfrentar a la valquiria. Esta, viéndose acorralada, saltó hacia arriba y gritó, al tiempo que bajaba boca abajo y con ambas espadas apuntando a Frida:
— ¡VALHALLA! ¡POR ODÍN!
Pero cuando se iba a estrellar contra Frida, Gunnar, que había estado calculando el momento perfecto, disparó tres flechas más. Las que le quedaban. Había llevado veinte flechas en el carcaj. Ni una más, ni una menos. La primera impactó en el casco de la valquiria, logrando quitárselo. El segundo en su cabeza, logrando atravesarla, y la tercera en su cuello.
Eso provocó que cayera de bruces al suelo (Frida rodó para esquivarla), y entonces Frida aprovechó para atravesar su corazón con su hacha. Tras un grito, la valquiria cayó muerta.
Frida respiró agita al tiempo que Gunnar recogía todas las flechas.
— Hemos derrotado a una valquiria — dijo Gunnar, emocionado.
Frida sonrió.
— Sí, así es.
Llevaron el cuerpo a quien se lo había encargado, quien les pagó con mil monedas de oro. Eso sería el equivalente a un millón de euros. O dolares. Gracias a eso, Frida y su hermano pudieron tener una vida mejor, si bien Frida siguió cazando y Gunnar decididó hacerse granjero. Aunque siguió practicando con el arco.
Lo que ninguno de los hermanos supo hasta más tarde, es que fue el propio Odín quien les encargó esa tarea, porque la valquiria se había corrompido y solo una persona de corazón puro (en esta ocasión dos), podían liberarla tras una dura batalla. Ahora estaba en el Valhalla, rehabilitándose.
Fin.
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